Corea del Sur, un
país situado al sur de la península coreana en el sud-este de Asia, hace 60
años estuvo en guerra con Corea del Norte (Guerra de Corea 1950-1953),
convirtiéndose en un país pobre y devastado. Para salir de la miseria tras la
guerra, el gobierno confió plenamente en el desarrollo de la educación,
abriendo 40.000 centros educativos, y convirtiéndola en el motor del desarrollo
del país y clave para el crecimiento económico.
Actualmente es la
4ª potencia de Asia, y está situado en el puesto 15 de potencias mundiales. Su
sistema educativo está considerado como uno de los mejores, el desarrollo de
las tecnologías y la inversión en educación son las prioridades primordiales de
Corea del Sur, y sus alumnos destacan por ser los mejor preparados. Pero no
todo puede ser tan bueno.
Corea del Sur es
uno de los países con un índice de infelicidad más alto entre sus ciudadanos.
Los alumnos estás expuestos a un nivel muy alto de exigencia y de presión
debido a los valores que, generación tras generación, los padres les inculcan a
sus hijos: el valor del estudio, de la educación y la responsabilidad en
grados, quizá, extremos. Esto provoca en la gente joven durante su etapa
educativa, que se auto presionen, que vivan en una competición constante en la
que hay que luchar diariamente y con esfuerzo para ser los mejores, para ser
los primeros. Es muy común que los alumnos tengan una autoestima baja, ya que,
aunque tengan unas notas exitosas, siempre buscan superarse a sí mismos y al
resto, buscan obtener lo mejor, y siempre quieren mejorar más y más viendo sus
notas como insuficientes. Toda esta presión es lo que les hace infelices.
La jornada
escolar de los estudiantes surcoreanos comienza
muy temprano y termina muy tarde, haciendo que tengan un horario muy
reducido de sueño. Se levantan muy
pronto por la mañana para asearse y desayunar cuanto a penas para llegar a
tiempo a la escuela. Su horario en el colegio termina a las 17:00h, cuando les
dan de cenar rápidamente en el mismo centro, para ir inmediatamente después a
las academias donde siguen estudiando hasta las 22:00h, que es cuando cierran.
Hace un tiempo estas academias cerraban de madrugada, pero el gobierno impuso
un toque de queda para dejar de estudiar, y haciendo así, que cerraran a las
22:00h. Al salir vuelven a casa tarde, pero a causa de su presión y de su
competitividad siguen haciendo tareas de la escuela, insisten en estudiar más
para sacar las mejores notas, ya que sin unas notas excelentes no se puede
entrar en una buena universidad. Esta es la vida diaria de un estudiante en
Corea del Sur, a causa de sus valores impuestos, a sentirse obligados a querer
más, a ser los mejores. No les da tiempo a nada más que a dedicarse a sus
estudios, y tanto esfuerzo debilita las almas de los jóvenes, los cuales desean
poder conseguir su recompensa por todo su trabajo dedicado a los estudios,
quitándoles las fuerzas, mientras tanto, de seguir a delante.
Toda esta
competitividad, presión e infelicidad ha conllevado a que este país haya
obtenido una tasa de suicidios muy alta, con un número elevado de 40 suicidios
diarios. Durante el año 2011 hubieron 150 casos de suicidios de jóvenes en su
etapa educativa. Los estudiantes tienen muy bien grabada la frase de “PROHIBIDO
EL FRACASO”, y a causa de esto no pueden dejar que su nivel académico, su
rendimiento, descienda lo más mínimo. Llegan a sentir que no pueden más, que
sus esfuerzos y su energía han llegado a su límite, provocando la sensación de
querer terminar con su vida.
El gobierno
surcoreano, el cual se está planteando la preocupación de la felicidad de sus
ciudadanos, ha propuesto la posibilidad de modificar el modelo educativo
rebajando la presión de los estudiantes para que no sean tan competitivos, pero
sí un poco más felices.
En mi opinión
este sistema educativo, aunque esté situado entre los mejores del mundo, no es
correcto. En la educación no solo hay que tener en cuenta el nivel académico de
los alumnos, la educación no consiste en sacar las mejores notas exprimiendo a
los estudiantes al máximo sin tener en cuenta el resto de factores que este
modelo educativo ignora por completo. La educación se basa en ayudar a guiar al
alumnado, hacer que estos conozcan todo lo que existe para que sean realmente
libres. La educación debería basarse en completar a las personas, enseñándoles
valores humanos en los que no estén solo la educación y el esfuerzo, si no también
valores como la libertad, la ética, la cooperación o tener en cuenta lo
importante que es para el individuo la sensación de felicidad cuando te sientes
totalmente reconfortado con lo que tienes. Está claro que es necesario
esforzarse por lo que quieres, y que la competitividad, en pequeñas dosis,
ayuda a superarse a uno mismo en algunas ocasiones. Pero para ello es esencial
que se encuentre esa motivación que de ganas de seguir a delante, una meta, un
reto, algo que quieras alcanzar para luchar por ello. Y no solo es aplicable en
la educación, sino también a lo largo de la vida, pero en el sistema educativo
deberían ofrecerles a los alumnos esas metas que no solo consistan en ser los
mejores, sino también en ser felices.
A continuación dejaré en un enlace
un reportaje de Almudena Ariza, de tve, en el que se muestra el contenido comentado anteriormente sobre el
sistema educativo de Corea del Sur.
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