La experiencia que más recuerdo y más me ha marcado ha sido realizar las prácticas de educación infantil.
Ha sido una experiencia muy bonita y muy especial para mí porque me sentía feliz del simple hecho de despertarme cada mañana y pensar que me iba hacia el cole. Me daba igual estar cambiándoles y aseándoles, estar contándoles cuentos, arreglar la clase para ponerla bonita y divertida para realizar las actividades, etc. y sobretodo recuerdo a un niño que nunca quería separarse de mí, me buscaba para jugar conmigo, me abrazaba... y simplemente el ir cada mañana al colegio fue una experiencia maravillosa para mí, de la que desde luego aprendí y me aportó muchísimo.
Otra experiencia educativa que recuerdo fue también en educación infantil. Con una de mis profesoras hicimos "mi cuaderno de momentos mágicos" en el que poco a poco íbamos apuntando todo aquello que fue o a sido un momento mágico o especial para nosotros y nosotras y cuanto duró ese momento, (cada alumno tenía su cuaderno de momentos mágicos) y nos contó una historia relacionada con este cuaderno de momentos mágicos; la historia es:
-Era un hombre que visitó un pequeño pueblo, antes de llegar al pueblo estaba el pequeño cementerio de éste. Cuando estaba mirando las lápidas se dio cuenta de que todas las personas habían fallecido siendo niños y niñas, habían edades en las lápidas de 5, 6, 7, 10 años... por lo que el hombre se sorprendió mucho. Cuando salía del cementerio se cruzo con el enterrador a quien le pregunto:
-¿Porqué todos han muerto siendo niños y jóvenes? ¿Porqué no hay gente más mayor?
A lo que el enterrador le contesto:
- Porque cada persona en este pueblo tiene un cuaderno de momentos mágicos, cuando esta persona fallece miramos su cuaderno y contamos el tiempo que han durado todos sus momentos mágicos y ese es el tiempo de vida que ponemos en su lápida, el tiempo que esa persona a sido feliz y el tiempo que, en definitiva, "a vivido" plenamente.
Además del cuaderno de momentos mágicos realizamos "mi caja de recuerdos", para rellenar esta caja teníamos que pedirle a las personas que nosotros/as quisiéramos que nos hiciera una carta escribiendo todo aquello que le gusta de ti, sólo las cosas buenas, y esas cartas se van metiendo en esta caja, cuando tengas un mal momento en el que te sientas triste abre la caja y lee las cosas buenas que piensa la gente que te importa de ti, al acabar de leer posiblemente la tristeza habrá desaparecido.
Tanto la historia que nos contó como el realizar mi caja de recuerdos me gustó mucho porque cuando no estoy bien me gusta leer lo que me escribió la gente y leer momentos mágicos que he tenido porque a veces los e olvidado y me gusta recordarlos para sentirme mejor. Fue una actividad muy divertida y emotiva ya que al poner en común nuestras cartas y experiencias todos y todas nos emocionábamos y llorábamos contando nuestras historias.
Candela Vañó Ferrer.
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