La sesión de didáctica del pasado 28 de noviembre estuvo dedicada a dos
exposiciones de dos grupos de alumnos de nuestra clase de primero de Pedagogía.
Estas dos exposiciones tuvieron como tema centra la inteligencia emocional.
Para aclarar este término diremos que la Inteligencia Emocional (IE) representa
la relevancia que tienen las expresiones emocionales para el buen desarrollo
humano y para su supervivencia desde la llegada al mundo como neonatos, hasta
el fin del recorrido por el camino de la vida, y para nuestra adaptación en el
medio ambiente, ya que en todo momento requerimos del contacto con los otros,
necesitamos la interacción social con otras personas. También se involucran en
su definición las funciones cognitivas, como por ejemplo la memoria y la
capacidad de poder encontrar soluciones a los problemas. La inteligencia
emocional nos debe servir para entender las emociones de los demás y aprender a
tratar correctamente a las personas. Se trata de la habilidad que nos ayuda a
aprender a gestionar nuestras propias emociones entendiendo también las de los
demás para lograr buenas relaciones interpersonales, de las cuales requerimos
en cada momento.
A continuación trataré de contar estas dos exposiciones antes mencionadas
sobre este tema, la Inteligencia Emocional (IE).
La primera consistía en una visualización de un documental sobre un profesor
y pedagogo japonés, Toshiro Kanamori. Consistía en un video muy emotivo en el
que las emociones de sus alumnos se reflejaban cada día en clase. El primer día
de colegio, este profesor acudía a trabajar con unos niños de cuarto de
primaria, y la primera frase que mencionó al entrar fue "Aquí hemos venido
para ser felices", dando a entender lo que era más prioritario, lo que pretendía
conseguir con esos niños. Durante las clases, les hacía a los alumnos escribir
unas cartas en las que ellos mismos se desahogaban relatando en un papel, algún
recuerdo y el sentimiento que este les transmitía. Fue muy emotivo ver a niños
de cuarto de primaria llorar por recordar el fallecimiento de algún familiar,
como el de una abuela y el de un padre. Más adelante, se veía como
Toshiro se encontraba preocupado, porque había hallado un problema en el aula:
había discriminación entre sus alumnos. Lo que este profesor encontró como
solución, fue que volvieran a escribir una carta, pero esta vez únicamente
sobre el tema de discriminación a los demás, para que, tras escuchar hablar de
los sentimientos de los alumnos que se sentían insultados o apartados por el
resto de sus compañeros, se sensibilizaran, mostrando su sentimiento de culpa y
arrepentimiento. Este video era un claro ejemplo de la importancia de la
muestra de los sentimientos, y de la respuesta que, al demostrarse, se refleja
en los demás quienes lo están observando.
Tras finalizar con la visualización de este documental japonés, las
componentes del grupo que expusieron propusieron diversas preguntas como por
ejemplo:
"¿Sirve de algo ponerse en el lugar del otro?" o "¿Qué
importancia tiene la inteligencia emocional a lo largo de la vida?", en
las que se cuestionaba la importancia de la empatía, o de saber que se debe
tener en cuenta los sentimientos de los demás para entenderlos y para poder
mantener buenas relaciones interpersonales. La inteligencia emocional es un
hecho importante en el desarrollo de los sujetos
La segunda y última exposición de la sesión fue llevada a cabo por otro
grupo de alumnos de la misma clase. Esta, como ya se ha mencionado
anteriormente, también giraba en torno a la Inteligencia Emocional. Consistía
en la reproducción de un video del programa de Eduard Punset y su hija Elsa
Punset, "Redes", en el que hablaba de la importancia, tanto en las
aulas como a lo largo de la vida, de la IE. A través de definiciones y
entrevistas que los presentadores hacían a profesionales especializados en el
tema central, intentaban dejar claro lo presente que deben estar las emociones
y aprender a reaccionar frente a ellas, en nuestra vida diaria.
Al terminar el video del programa, los componentes de este segundo grupo que
exponía, propusieron una dinámica, la cual trataba de cuestionar qué
sensaciones observábamos y obteníamos al, tras dividirnos en grupos de entre 6
a 8 personas, colocar a una de esas personas en el centro, mientras el resto de
los componentes debían dedicarle halagos. La pregunta era la siguiente:
"¿Cómo te has sentido al recibir los halagos de tus compañeros?" o
por el contrario "¿Cómo te has sentido regalando cumplidos a tu
compañero/a?". Se trataba de una actividad grupal que tenía como objetivo
la unión del grupo y de poder tener la oportunidad de dedicar palabras
agradables a algún/a compañero/a de clase.
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